domingo, 28 de octubre de 2007

Salgo a buscarnos

La alucinante monotonía
de este siglo electrónico, atómico, atónito,
nos apuñala los párpados,
por el lado más oscuro del incendio.
Me duele desesperadamente
el silencio amarillo,
que fue dibujándole barrotes
al canto de los pájaros.
Salgo a buscar un rostro, un país,
un idioma que nos contenga,
y me acorralan las mentiras, la indiferencia,
formas elegantes de durar con miedo.
Siempre el silencio, el silencio bastardo,
que nutre y ampara a tantos carceleros.
Desato la mañana lentamente,
sumergida en un cielo desteñido,
entre rectángulos de hollín,

que recorren las paredes,
y me aplastan, me ahogan,
los letreros que me alquilan,
los avisos que me venden,
los decretos que me ignoran.
En ese instante mi poema estalla.
Mi palabra en carne viva,
sale a buscar un modo de nombrarnos.
Porque en definitiva,
yo no puedo ofrecerte el pan de esta mañana,
ni levantar tu casa.
Puedo pedir ese cansancio tuyo,
juntarlo con mi bronca, la ternura,
para poner la luz en su lugar,
el sol del lado izquierdo,
donde crece musical la vida

Poema para ser resuelto por la dirección de tránsito

Ayer, a la hora del crepúsculo,
cualquier ayer, como decir mañana,
un ilustre desconocido,
vale decir, mi hermano,
subió los cuatro pisos
que esconden la pajarera
de tres por tres y medio donde habita,
y decidió iniciar
una concienzuda búsqueda de su existencia.
Comenzó por tirar a la calle
las siete flores que quedaban
del empapelado de la pared,
unas hojas de otoño
que se le habían pegado en la nostalgia.
Después tiró el colchón,
para tirarla a ella,
la maldita desconocida,
que le dejó de recuerdo,
sus muslos humedecidos,
clavados en la garganta,
como una canción sin terminar.
De un cajón desfondado sacó sus años,
y también los tiró por la ventana,
total, ya estaban usados.
En una bolsa de polietileno
encontró sus años por venir,
que fueron a dar en medio del pavimento.
Después se tiró el mismo,
como para firmar la obra.
Dicen los que lo vieron volar,
que mientras iba cayendo,
la cara se le transformaba,
por momentos era parecida a la mía,
O a la tuya, a la cara del país, en definitiva.
Ahora hay una gran discusión,
tratando de resolver quien se hace cargo,
la dirección de tránsito, la policía,
o directamente el ministerio de economía.
Tengo la sospecha de que los años por venir,
se escaparon de la bolsa de polietileno
y están copulando con las flores del empapelado.
Cualquier día de estos.
Les va a nacer un hijo macho
en medio del cemento

hogueras

A Angel Crego
alguna desesperanza me ganó la mañana
puso un viejo silencio en la distancia
que va desde el umbral de mi casa
hasta los pasos de alguien
que no viene a buscarme


al vestirme sentí a la soledad
husmeando mis zapatos
revolviendo con dedos amarillos
sus heladas astillas en mis párpados
Con Angel Crego en la Peña del Colorado - Buenos Aires

naufrago entre papeles oscuramente blancos
me apuñalan las palabras por las sombras
para ahogar el grito que perturba mis manos

entonces la escalera repite fuertes pasos
llegan compañeros con su oficio de hoguera
me pongo el viejo compromiso y la mejor tristeza
y salgo a andar la vida y renacer con ella

sábado, 27 de octubre de 2007

y siempre este poema que me llama...

y siempre este poema que me llama
llega sin avisarme quiero atenderlo
y el timbre de la puerta y el teléfono
Ezequiel como todo invasor
avanza con su risa celeste
entonces reclamo a los poetas
que siempre andan ausentes
Leonor que inventa aromas de amor en la cocina

me acerca el mate el diario
para que este poema y yo nos enteremos
que seguimos luchando y seguiremos
escribo dos versos… dos

porque uno sería una renuncia
y ya es hora del almuerzo,

antes e acudir a la mesa,
decargo en el papel un verso imperativo,


que no me dejaría comer, ni respirar siquiera.
Finalmente deposito en la vereda
mis tristezas esperanzas alegrías
una honda mirada que me trajo el viento
el murmullo de manos que elaboran el mundo
y este poema que lo envuelve todo

para que venga el ángel o demonio
de las dos de la mañana
y lo reparta



Leonor, "que inventa el amor en la cocina"

Fotos. Con escritores

Una charla en la Feria del Libro


















Con Félix Luna, (2º Congreso Latinoamericano - Tucumán)





viernes, 19 de octubre de 2007

¿Cuándo nació este amor?

¿cuándo nació este amor
que me danzó en la piel
como urgentes campanas?
que dibujó el proyecto de tu idioma nupcial
en mi garganta aterida desnuda de tus nombres
sé que fue un relámpago
como un paso geológico
en el enorme espacio desde el sístole al diástole
en realidad te amé sin saber de tu magia
del asombro insondable de tu cuerpo de cobre
te amé doncella vegetal de húmedos cabellos

como una catarata de lágrimas salvajes
hoy por fin te conozco y no es fácil nombrarte
tu universal identidad América
me fue cubriendo como un follaje espeso
libertad es el eco de tu nombre
y me duele nombrarte
en el último instante
quiero yacer América en tu cuerpo
y no como un descanso
sino como semilla germen brote raíz
como el amor en llamas

que encendiste en mi pecho

miércoles, 17 de octubre de 2007

Domingo nuestro

El domingo en la villa.
está parado sobre las mismas vértebras de lata,
la misma calle desnuda hasta los huesos,
el mismo vuelo de alitas con remiendos.
Pero en el fondo, al revés del olvido,
hay un modo distinto de transcurrir la pobreza.
Es día de familia en asamblea,
de vino, enloquecido de rebelde,
de truco, con gargantas ardiendo,
de celebrar con los vecinos,
la atardecida ceremonia de mate y tortas fritas.
Y ya sabemos,
cuando penetra la bronca en el silencio,
cuando armonizan la tristeza y las ganas,
el tiempo que nos queda,
no puede ser el mismo que vivimos,
aunque amanezca el lunes
feroz y cotidiano.



Ingeniero Budge, mi barrio de la infancia




Fotos con Serrano Perez y A. Nasif

Con Manolo Serrano Pérez (Museo Iramain - Tucumán)















Con Alfonso Nasif, en Chilecito (La Rioja)

martes, 16 de octubre de 2007

San Miguel del Tucumán

Inmóviles de verde y piedra fértil,
guardan su costado occidental los cerros,
En tanto el Aconquija ordena,
la memoria del viento.
Un sonido vegetal estalla,
en la geométrica plasticidad de las quebradas,
acude la lluvia de los valles,
hacia el cáñaveral, que agita brazos verdes,
heridos de jornales impìadosos,
feroz coreografía de mudos manifestantes.
En pleno corazón del norte,
florece
pequeña y bulliciosa,
como un bello estampido.

Tucumán

Sn Miguel de Tucumán







un cañaveral













Cerro San Javier

Una mujer se me murió de ausencia

Cada herida tiene
la forma de tu boca
Pablo Neruda
Una mujer se me murió de ausencia.
Tal vez no sé su nombre,

se me ausentó y es todo.
Una noche
el adiós llamó a la puerta,
solícitamente ella acudió,
y entre tantos rostros
y formas del dolor,
que entraron esa noche,

casi sin danos cuenta,
ella quedó afuera.

Si pudiera apartar este dolor
de cuantos me rodean,

hasta podría nombrarla,
y entonces,
existiría en la ausencia.
Lo cierto es que un día,
por fin, cerré la puerta

un tipo triste

Soy un tipo triste
Hasta en mis mínimas raciones de alegría
Mi corazón es sabio para leer las penas
Un inocente al repartir abrazos
Nunca pude entender
Los duros códigos del amor

cuando se marcha
hoy que este viejo dolor anda conmigo
tendré que limpiar de escombros el camino
donde su nombre
no fue más que una emboscada

lunes, 15 de octubre de 2007

Poemas breves

I

Fue una emboscada azul,
con toda la violencia
del descubrimiento.
Mientras me desnudaba las preguntas,
entre cuatro palabras
me ordenó la memoria

II
Se fue por una grieta del otoño
dejándome al silencio
donde guardo al olvido
Ccn las puertas abiertas

III
Nunca digamos nunca.
digamos quizás, tal vez, mañana.
No levantemos copas
para decir adiós.
Bebamos al amor
y a esta maldita realidad
la venceremos

¿Cómo es posible?

Puede ser este invierno
podría ser la ausencia
estos años que pasan sin mirarnos
algo así como una primavera
que emigra de los pájaros
podríamos decir
que todo el dolor está reunido
en el aroma de tu piel
que diluyó la lluvia
sabíamos sin haberlo estudiado
que si uno guarda cosas en la sangre
ya no somos uno ni dos

salíamos y entrábamos
de la violencia a la ternura
con un interminable beso

y una bala
que nos seguía como un tigre agazapado
todo estaba bien porque la entrega
la vida que arriesgamos
no iban a cambiar las cosas
como sabíamos que iba a amanecer
sobre la travesía de los nombres
que permanecen
como el gris del otoño


después llegó la inundación del odio
las campanas del mundo atestiguaron
la humillación de la derrota
dejándonos en la garganta
apenas un sabor a pólvora
mojada por las lágrimas
y aquel país del miedo
tan cárcel cotidiana
como te decía
podría ser este invierno
pero somos dos pasajeros
cruzando una mirada
en el andén del tiempo
¡cómo es posible!
Tanto dolor perdido
Si todo era posible
mis manos ciegas
intentan dibujar tus pasos
y un viento negro
arrastra las cenizas

Poemas breves

Fue una emboscada azul,

con toda la violencia

del descubrimiento.

Mientras me desnudaba las preguntas,

entre cuatro palabras

me ordenó la memoria

II

Se fue por una grieta del otoño

dejándome al silencio

donde guardo al olvido

Ccn las puertas abiertas

III

Nunca digamos nunca.

digamos quizás, tal vez, mañana.

No levantemos copas

para decir adiós.

Bebamos al amor

y a esta maldita realidad

la venceremos


domingo, 14 de octubre de 2007

quiero amarte desnuda

quiero amarte desnuda
como nacen los juncos
y la rosa temprana
como el viento que llega
desnudo en la mañana

quiero amarte desnuda
pensar en tu cuerpo
como una puerta abierta
a las viejas regiones
donde el amor gobierna

quiero amarte desnuda
para imaginarte
que te estoy naciendo

quiero amarte desnuda
porque tu piel es copa
donde respiro y bebo
el faro que me indica
donde buscar tu boca

quiero amarte desnuda
para que te contenga
en mi afán cotidiano
y seas una espiga
creciendo entre mis manos

quiero amarte desnuda
para imaginarte
que te estoy naciendo

Ella, es decir, yo

Me golpeó
con sus alas de lluvia.
Me quebró penurias,
en los acantilados
de su cuerpo sonoro.
Me disparó sus ojos,
para hacerme pedazos,
luego, sus manos.
Anda descifrándome cerrojos
fundándome y fundiendo
mis posibles destinos.
ella no sabe
que la estoy devorando.

sábado, 13 de octubre de 2007

fotos Café Literario

Coordinando Café Literario (Centro Cultural de la Universidad Nac. de Tucumán)




Con Néstor Soria, Antonio Beññomio y Carlos Duguech






Con Dardo Nofal y Eduardo Alifano


Presentación de mi libro "¿A cuánto se cotiza la cultura?", Con Eduardo Roszenzvaig y Sebastián Nofal





uno que no tiene nada


Uno que no tiene nada que vender
Salvo el incendio del dolor
Cuando llegó a intimar
Con todas las variantes del hambre
legendaria tradición occidental y ganadera
ya no se alarma por la detonación al borde del abismo
uno que sabe y desconoce la desesperanza
cuando ha bebido en la fuente de sus propios miedos
comprende que sólo los pajarracos cantan
en un país tan manso
en tanto el horizonte es un círculo de fuego
donde los domadores enseñan a saltar
los traidores bailan sobre el alambre
en tanto enanos y payasos
sostienen la red que los protege
uno va anundando las tristezas y el cansancio
los ilusionistas sacan de sombreros manoseados
frases como hay que olvidarse del pasado
y otros vidrios de colores siempre útiles
para un destino de animales domésticos
Cuanta belleza cuando éramos tan jóvenes
Para suicidarnos con la seguridad
De que nuestras cenizas iban a cantar

Soledad II

Dentro de mí,
donde no llegan los sonidos
ni las fechas,
la soledad derrama sus recuerdos,
riega tristezas por los zócalos,

esconde un viejo dolor
entre las páginas de un libro.
Ella insiste, golpea las ventanas,
quiere saber de mis silencios,

enardeciéndome los ojos,

arrancándome las uñas de llorar.

Dentro de mí,

en este invierno interminable
donde sopla la ausencia

en esta ciudad

En esta ciudad la mía
La gente está sola y escapa
Desde una soledad hasta otra
Prestando saludos disfrazando rostros
Siendo apenas un traje
No más allá de la dimensión de una oficina
¿Quién nos hizo creer que vivir es treparse
Pisando ojos olvidos sueños
Reptar por los felpudos
Para ganar un mínimo lugar
En una tumba diaria
Marcando tarjeta de entradas y salidas
Viendo a la gente con zapatos de luto

Cargando una aguja de reloj
Para matar sus horas
¿Cómo podré dormirme?
En una ciudad tan mía Y tan sola

Iremos con el ángel

Con la primera luz del día,

cuando el sol te reconoce,

un ángel de colores

te provoca en la almohada,

y al lavarte los dientes,

te empaña los espejos

con su lengua rosada.

La ciudad te busca,

te persigue, te reclama;

y el mundo es un reloj,

con un duro compás

que te apura en la nuca.

Te aprieta el colectivo

en el interminable viaje

con todos y con nadie.

El ángel te provoca,

te pinta las ojeras,

te da vuelta los pasos

y te enternece el traje.

Pero tenés un miedo

oxidado en el pecho,

y un aroma de olvido

emana de tus sienes-

Te buscaremos una tarde,

con la lluvia en los ojos,

con el viento en las manos,

con la piel de tu infancia.

Iremos con el ángel,

a matar los relojes,

con un arma de luz

cargada de futuro.