viernes, 16 de septiembre de 2011

maternidad (canción)

ahora es el momento de tu cuerpo
de todos los cuerpos
que habitan en tu cuerpo
de todos los cuerpos
que habitarán tu cuerpo
ahora tu cuerpo en mar creciente
tu vientre una imbatible ola
la tierra floreciente
puedo decir

yo caminé por esta tierra
fui labrador y anduve por su entraña
vos sos el mundo y su simiente

la luz del día que brilla por sí sola
que aúllen en la noche
los viejos enemigos
que proclamen el odio en sus banderas
aquí la eternidad
aquí en tu vientre

anida la victoria.

octubre en solo de madres.flv

porque no soy más que un viajero...

porque no soy más que un viajero
que se embarca en la noche
y descubre que indefectiblemente
el silencio habita en los andenes
debo partir y no hay regreso
sólo llevo mi sombra de equipaje
suelo ser un repetido forastero
que ejerce el breve oficio
de ser una distancia
puedo ser una fotografía
un saludo una canción
pero una luna oscura
golpeando en el cemento
arrastra
ya no digo los cuerpos
apenas la epidermis
de rostros ciudades

juramentos circunstancias
tan repetidamente iguales
que ya no sé si es cierto
que alguna vez estuve
o algún funesto viento
me dejó sólo la ausencia

viajero

Poema en Buenos Aires

Alumbrar un poema en Buenos Aires,
es natural como un dolor de alas.
Como pedir un café y pensar un tango
que sacuda recuerdos en la lluvia.

Es ponerse un bandoneón de invierno,
juntar garúa de vino amanecido,
tirarse de cabeza por todo el alfabeto,
gastando los barrotes de los domingos muertos.

Pensar un poema en Buenos Aires,
es elemental como vivir de un sueño,
dialogar con las paredes y una luna furiosa,
comprometidos verbos de futuros perfectos.

Vivir un poema en Buenos Aires,
es quemar hasta el último acento,
pintar de verde las horas desteñidas,
cebar un mate y desatar los sueños.

Poema en buenos aires.wmv

viernes, 22 de abril de 2011

estoy cumpliendo años

Estoy cumpliendo años, me preguntan cuantos tengo.
Tengo exctamente la edad de mis sueños y esperanzas.
Tengo los años vividos y aquellos que me aguardan.
Hay una edad que fija el documento,
pero mi corazón no entiende.
Me esfuerzo en explicarle, que hay cosas,
según dicen los que saben, que ya no se puede ni se debe.
El niño que me habita, me recuerda,
que hay asuntos pendientes, allá en mi barrio pobre.
Retornaré alguna vez a esos mismos baldíos,
la memoria conducirá mis pasos,
y el dolor de mis muertes y derrotas,
serán frutos maduros en mi pueblo que crece.
A esta edad me atrevo a irrumpir la mañana,
cuando la oscura tez de América va estrechando sus manos,
antiguas herramientas de constriuir la vida.
¿Cuántos años tengo?
Los justos, necesarios para ser quien yo quiero,
jugar a la escondida con el tiempo y el miedo
Y saber que mañana debo salir temprano
porque una antigua esperanza me espera todavía