Estoy cumpliendo años, me preguntan cuantos tengo.
Tengo exctamente la edad de mis sueños y esperanzas.
Tengo los años vividos y aquellos que me aguardan.
Hay una edad que fija el documento,
pero mi corazón no entiende.
Me esfuerzo en explicarle, que hay cosas,
según dicen los que saben, que ya no se puede ni se debe.
El niño que me habita, me recuerda,
que hay asuntos pendientes, allá en mi barrio pobre.
Retornaré alguna vez a esos mismos baldíos,
la memoria conducirá mis pasos,
y el dolor de mis muertes y derrotas,
serán frutos maduros en mi pueblo que crece.
A esta edad me atrevo a irrumpir la mañana,
cuando la oscura tez de América va estrechando sus manos,
antiguas herramientas de constriuir la vida.
¿Cuántos años tengo?
Los justos, necesarios para ser quien yo quiero,
jugar a la escondida con el tiempo y el miedo
Y saber que mañana debo salir temprano
porque una antigua esperanza me espera todavía
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