martes, 27 de noviembre de 2007

primera edad

hubo una edad de lluvias transparentes
bolsillos reventados de guardar misterios
hubo un fragoroso verano de milagros
donde ensayamos el vuelo de los pájaros

el potrero con su risa de viento
nos apedreaba duendes
con rostro de sueño mal lavado
no había lunes distancia ni espanto

hubo un tiempo en que un amigo
era un costado abierto a la aventura
de las viejas historias y los nuevos caminos
un solidario latido acompasado
iniciando el largo viaje
del olvido al coraje


la tristeza extraña pasajera
reposaba en los ojos de mi madre
madrugaba en los pasos cansados
del barrio obrero y postergado

hubo luego una primera soledad
un arribo a la tristeza de mi madre
una primera entrega y su sombra de ausencia
así conocí el llanto

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