recuerdo una inmensa casa a oscuras
y a mi madre repartiendo la luz
todo entre sus brazos sucedía
el pan con manos desveladas
el desconsuelo del salario escaso
la fugaz alegría de una camisa nueva
Se llevó, ochenta años de faltarle tiempo
ochenta años de historia cotidiana
simplemente de pie
sobre la escarcha
con los ojos desnudos
de tragar esperanzas
por eso siempre vuelvo a buscar esa luz
que se quedó con ella
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