Quiero ofrecer mi voz al relojero,
al relator, al fogonero de la vida.
Quiero sembrar mi palabra de coraje.
Cantar por el silencio de la villa
Por eso entrego mi canción al aire.
no sé der soledades, canto con todos,
mis parientes de tierra, sal y arena.
Mi pueblo con su lucha, hace que cante.
Mi canto es como el hombre que buscamos,
a veces carpintero, a veces árbol.
Jardinero y cereal al mismo tiempo,
destino y sendero de sus pasos.
Mi canto es amarillo como el trigo,
metlúrgico gris, negro minero.
Es de oro sobre acero cuando cantan
los arados, las fábricas, los puertos.
Mi canciónserá verdad en tanto sepa
interpretar la voz del que hace el pan.
Como no tiene hogar ni testamento,
él quedará para seguir cantando.
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