sábado, 15 de septiembre de 2007

Del manual del empleado perfecto

Muy señores ¿Míos?

Tengo el dudoso placer de dirigirme a ustedes,

frente y contrafrente de nosotros,

acusando recibo

(o quizás recibo acusando),

de vuestros patéticos mensajes,

(cheques, facturas, débitos,

intimaciones de pago)

solicitando urgente reparación

de sentimientos seriamente desgastados.

Como inicio

de estas reparaciones,

sugiero la incorporación de una paloma,

como cadete mensajero,

plantar una rosa

con todas sus espinas,

en la caja registradora.

Memorándum a todo el personal,

ordenando recuperar urgente,

la ternura del archivo.

Con la corbata del gerente,

colgar por la tecla de intereses,

a la máquina de calcular.

Hasta tanto nos encontremos,

para resolver el problema de fondo,

solicito a vuelta de correo,

conformidad con el texto

“perdona nuestras deudas,

así como nosotros perdonamos

a nuestros deudores”

con copia a la humanidad.

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