Tuve que volver a nuestro bar de siempre,
encontrarme con el viejo ventanal.
Sentarme en esta mesa con tu ausencia,
porque hoy el olvido y la distancia
no me saben igual-
Que inocente haber creído alguna vez
que decir adiós era habernos perdido.
Yo me sacaba tus labios despintados,
Vos olvidabas mis ojos en la noche
Para volvernos a ver.
Que importa que no sepa
en que corriente avanza
tu barca tripulada
por canciones de cuna
Que no pueda contarte
de mis viejos oficios
de labrador del canto,
te encontraré en el sitio
donde nace el amor
Porque fuimos viento y sueño desmedidos,
Perseguidos por la sombra del adiós,
Viajeros del destino y del milagro,
Hicimos juntos un frente con la vida,
Un plenario de amor.
Sin aviso se abrieron los caminos
Y vagamos por regiones extrañas,
Algunas cartas que jamàs escribimos,
Hasta que un día me encontró el olvido
Y me dejó tu voz
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