Al fondo del país y la tristeza,
donde viven el maíz y el algodón,
un chamamé con boca de acordeón
nos cuenta su valor y su pobreza.
Verde mar, florecido de tibieza,
muchacha y sapukay, frágil balcón,
donde la selva muestra el corazón,
al día americano que comienza.
Formosa es un gigante herido.
Toda su vida, un feroz derroche.
Su río Paraguay baña al olvido.
Cada primavera es un reproche
De dolor aborigen mal vestido.
que lastima mi sangre cada noche.
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