llega sin avisarme quiero atenderlo
y el timbre de la puerta y el teléfono
Ezequiel como todo invasor
avanza con su risa celeste
entonces reclamo a los poetas
que siempre andan ausentes
Leonor que inventa aromas de amor en la cocina
me acerca el mate el diario
para que este poema y yo nos enteremos
que seguimos luchando y seguiremos
escribo dos versos… dos
porque uno sería una renuncia
y ya es hora del almuerzo,
antes e acudir a la mesa,
decargo en el papel un verso imperativo,
que no me dejaría comer, ni respirar siquiera.
Finalmente deposito en la vereda
mis tristezas esperanzas alegrías
una honda mirada que me trajo el viento
el murmullo de manos que elaboran el mundo
y este poema que lo envuelve todo
para que venga el ángel o demonio
de las dos de la mañana
y lo reparta
Leonor, "que inventa el amor en la cocina"
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