Bebo tus ojos, cargados de respuestas,
que el urgente amor del siglo nos exige.
Te odio al descubrirte adivinando
la medida exacta de cada juramento.
Me sorprendo ante el brillo de tus ojos,
cuando avanzas segura de tus pasos,
cuando el aire se hace música en tus manos
y toda la ternura anida en tu mirada.
Tantos ojos se esconden en tus ojos,
tantas vidas azules, verdes, grises,
que no sabré realmente si te amo,
mientras no sepa si realmente existes
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